Recuerdo que descubrí el arte de Domingo Alberto Martínez de casualidad, gracias a las redes sociales. Alguien había retuiteado uno de los relatos de su bitácora personal, La hoguera de los libros. No tardé en empezar a leerlo y enseguida comprendí que este autor era uno de esos que llegan a tu vida para quedarse. Desde entonces sigo su carrera literaria con sumo interés, e incluso he logrado hacerme con un ejemplar más que agotado de su primera novela, Las ruinas blancas, obra premiada en el XVI Certamen “Santa Isabel de Aragón, reina de Portugal”, un galardón convocado por la Diputación de Zaragoza en el año 2001. Cuando me enteré de que había iniciado un proyecto de micromecenazgo para una antología de relatos con la editorial Libros.com, no dudé en aportar mi pequeño granito de arena como mecenas.
Domingo Alberto Martínez es un autor que siempre ha estado en contacto con los libros, una de sus pasiones. Filólogo de formación, colaborador habitual de revistas digitales (Almiar, Narrativas, Wall Street International Magazine) y páginas de literatura (Letralia, Resonancias, Trabalibros, Proyecto Sherezade), regentó en Zaragoza la Librería Recortes hasta 2012, momento en el que decidió centrarse más en su familia y trasladarse a Tudela, capital de la Ribera navarra. A lo largo de los años ha ido forjando una increíble carrera literaria, con un gran palmarés: tan solo con sus relatos ha ganado más de sesenta certámenes literarios por todo el territorio nacional.
Su última y reciente publicación, la que nos ocupa hoy, es la antología Un ciervo en la carretera. En sus páginas, Domingo Alberto Martínez eleva el arte de la literatura a un nuevo nivel, no apto para neófitos. Un amante de los libros no puede más que maravillarse con su gran destreza en el manejo del lenguaje, extremadamente rico en matices, y con el uso de todos los recursos y figuras retóricas a su alcance, cual mago en un espectáculo de magia, haciendo de cada relato una pequeña joya, un regalo para los sentidos. Ese efecto lo logra a su vez con las descripciones minuciosas que todo lo envuelven, obligando a ralentizar la lectura e invitando a degustarla lentamente. No obstante, entre historia e historia el autor y su sentir asoman, con firmeza, demostrando sus valores y su compromiso con la sociedad, como no podía ser de otro modo, al igual que los grandes de la literatura en castellano.
Creo que poco más puedo señalar en esta reseña más allá de lo expuesto por Alberto Montaner, catedrático de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza, en la impoluta presentación de esta obra. Quizás el único punto en el que puedo diferir es en la interpretación subjetiva del título de esta antología. Para mí que el lector es la carretera y que el autor es el ciervo, con pose señorial y majestuosa, que se planta en medio de nuestro camino, desafiándonos. Ese es Domingo Alberto Martínez, y un servidor no puede más que quitarse el sombrero y darle la enhorabuena. No es de extrañar que Un ciervo en la carretera haya sido elegido entre los diez títulos finalistas del XVII Premio Setenil de Molina de Segura al mejor libro de relatos publicado en España. Desde aquí le deseo mucha suerte al autor de cara al fallo, que se espera para finales de octubre o comienzos de noviembre.
Actualmente, Domingo Alberto Martínez está trabajando en la corrección de su segunda novela, Trovas de fierro, que en su día ganó el Premio “Alfonso Sancho Sáez” del Ayuntamiento de Jaén, pero que, a diferencia de Las ruinas blancas, no llegó a publicarse. Su idea es editarla en papel a lo largo del 2021, si todo va bien, que yo espero que sí, y después le seguirán El pan nuestro de cada día, una antología con relatos antiguos publicada previamente en Bubok, y Campo Franco, una novela ucrónica con tintes de pesadilla kafkiana, sin olvidar las nuevas y constantes entradas en su página personal, La hoguera de los libros, de obligada visita.
Tapa blanda: 180 páginas
Editor: Libros.com
ISBN-13: 978-8417993436
Página web del autor: La hoguera de los libros
¿Dónde comprar?: En librerías
Ecos y tinta 
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